miércoles, 5 de enero de 2011

De literatura francesa de finales del siglo XIX

“Yo es otro ” Rimbaud

Muy posiblemente en una sociedad sumida en el pesimismo es Rimbaud un observador critico y puede encontrar los limites del sistema al que no se siente perteneciente, y que buscará la manera de hacerlo evidente, repudia que ese sistema excluya y además juzgue. Por ello una alternativa, esa manera de ver el mundo , de incluir y de sentirse parte de la misma materia, sin existir una disyuntiva, se trata de una actitud activa, basada en la acción , que en su caso es la creación, al l mismo tiempo que se es creador, se es hombre se es otro, se hace poeta, se hace vidente, es una actitud ante la vida, es su respuesta a la sociedad en la que se gestó. Es vivir ese ideal de ser otro, de truncar al yo de la antigüedad y la tradición ese yo, que encarna la individualidad y el egoísmo que ha llevado al mundo a las desgracias por las que ha pasado.

Yo es otro

Yo, es la primera persona del singular, al ser un pronombre puede reemplazar a un nombre propio en una oración, pasa a ser el sujeto de la frase nominal… Concepción técnica y clásica de lo que puede ser un “Yo”, pero si “yo” es un sujeto, sujeto significa estar sujetado, es allí en donde se cambiará esa noción, ese sujeto como individuo forzosamente deberá verse de otra manera, porque el complemento en la frase verbal es un “otro” que es otro sujeto, pero que lo condiciona un verbo: “es ” , es decir, un sujeto es otro sujeto, acá no hay una eliminación de ningún sujeto, se trata es de una resignificación de atribuirle otra idea , un otro a ese “yo”.

Este sujeto ya no estará sujetado, de una manera clásica, y si no está sujeto , será libre desde algún punto de vista. Disertaciones seudo-lógicas, que se verán reprobadas desde un pensamiento de tradición , en donde el individuo es el centro de un todo, pero que sí se ve desde un afuera, reflexivo , objetivo , creador, poeta para Rimabud, si se ve desde una libertad plena, en cuanto a que no se pertenece a ningún sistema que imponga un yo y un otro, en donde la escisión de estos no tenga sentido, porque hay una fusión, donde se pueda cuestionar la certeza del yo, y de una verdad absoluta. Rimabud propone un “yo es otro ”, que se puede tomar como una propuesta en contra del egoísmo y el ego-centrismo, hasta una respuesta artística, única y total, que se fundirán en un modo de vivir esta nueva filosofía , en una praxis en todos los aspectos de la vida del poeta.

Nos equivocamos al decir: Yo pienso; deberíamos decir Alguien me piensa.

Con esta filosofía de vida cambiará el humanismo renacentista del “Yo pienso ” de Descartes, y pasará a un “alguien me piensa”, lo que llevará a una nueva dimensión de pensamiento, ya no es una búsqueda por uno mismo, y un afán de vivir siendo un individuo y un yo, sí no que primero trasciende porque hay un reconocimiento de un “alguien” de un “otro” y no se quedará allí, a ese nuevo ente en la línea de pensamiento se le otorgará lugar privilegiado que tenía el “yo” y se le dará poder de decidir o de pensar sobre este “yo” o sobre este “a mí” y si ese otro no se piensa como un yo, si no se piensa a sí mismo de igual manera, habrán otros “alguien” y de un individualismo se pensará en una colectividad, ya no serán el teo centrismo o el ego centrismo del pasado , ahora se llegará a un ideal desconocido hasta el momento, pero que en donde existirá una colectividad pensada como colectividad. Lo que alteraría el nivel de pensamiento en muchos aspectos , se es parte y todo a la vez, se puede ser objetivo, se puede mirar en conjunto, y de ser posible existiría armonía, pero no una alienación subyugada por el objeto, no, el pensamiento rompería los limites conocidos.

Rimbaud aparentemente era consciente de todo ello, y sabia que se enfrentaba algo completamente desconocido al pensar el mundo de esa manera, y sabia que no era fácil, pero conocía el camino hacía ello

alcanzar lo desconocido por medio del desarreglo de los todos los sentidos”

Un desarreglo de todos los sentidos, una exposición al mundo sin cortinas, sin la seguridad que le pudo haber brindado el empirismo, una exposición total, que de ser lograda se podrá ser otro, es una alejamiento del individuo y de todo lo que pueda llegar a haber conocido hasta el momento, es un reconocerse creador para él, es perseguir la libertad que es oprimida por una tradición y por una carnalidad, es una actitud en todos los sentidos, para ser poeta hay que ser libre, dejar a un lado lo que se creía saber y dedicarse a un pensamiento que vuelque todo lo clásico y tradicional que para él sólo pudo haber traído como consecuencia un holocausto incontable y una incomprensión que valió mucho más de lo que se tiene.

“¡Si los viejos imbéciles hubieran descubierto del yo algo más que su significado falso, ahora no tendríamos que andar barriendo tantos millones de esqueletos que desde tiempo infinito, han venido acumulando los productos de sus tuertas inteligencias, que se proclaman autoras de ellos!”

Cuestiona el uso que se le ha dado hasta el momento al razonamiento enfocándolo en un sujeto que envuelve únicamente a un individuo en cualquiera de sus lugares y de su número, le hace culpable a este de las tragedias, piensa que sí realmente se logra alterar tanto los sentidos que se pueda llegar a tener un conocimiento real de sí mismo, como otro, se podría llegar a la poesía y a la vida, verdadera fuera de un sistema hecho por hombres ego-centristas, y él siendo consciente que esta transición y el éxito de ello será difícil , no deja de proponerlo y de vivirlo.

Los sufrimientos que esto conlleva son enormes, pero hay que ser fuerte, haber nacido poeta, y yo me he reconocido poeta.

En el momento en que se logré el desarreglo de todos los sentidos, y no sólo los sentidos físicos, habrá un reconocimiento de que realmente se es, parte de una colectividad, todo se entenderá de manera distinta, las excepciones del pasado, este vidente las podrá entender como natura, su trabajo, de poeta tendrá una función, será hecho desde la objetividad y podrá hacer las veces de poeta didascálico, vocero de la filosofía del Yo Es Otro.

La “superficialidad ” de la Educación Sentimental.

A través de la búsqueda incesante o mejor de la espera, de Frederic Moreau por el amor de la mujer ideal Madame Arnoux, la novela tocará temas que marcaran de cierto modo la acción o las acciones, situaciones y actitudes recurrentes, que aparentemente son poco profundos o trascendentales, pero que detrás encubrirán para el lector crítico un rechazo o una puesta en escena de la alta sociedad francesa del siglo XIX, sociedad que se mostrará únicamente interesada en las apariencias y en los impulsos y deseos.

En la pasividad de Frederic ante la vida, refugiará Flaubert una objetividad ante el mundo que rodeará a su personaje principal, y de esta manera sin contar algunas intervenciones puestas en la voz de Frederic, se llevará a cabo una descripción de las actitudes y costumbres, propias de unos personajes probablemente inspirados en la realidad de su tiempo.

Sus personajes serán todos a su manera, personas que fracasan una y otra vez en cada cosa que emprenden, y cada una no diferirá de la anterior en la intención que habrá tras esta, es decir, cada “capricho” porque no termina siendo más que esto, que tiene algún personaje, sea este cual sea, no será suficiente y no traerá satisfacción y será reemplazado rápidamente si es cumplido o si no por otro que traerá la misma suerte, de no hallar la felicidad para su poseedor. Y es allí en donde se verá que hay un común denominador en cada uno de los sujetos , todos buscaran el bien y el disfrute propio , sin importar el camino o las consecuencias, porque en ninguno de ellos hay esa intención de meditar o de encontrarse a sí mismos, buscaran razones que creen les harán felices, pero jamás se detendrán a pensar en qué es realmente lo que necesitan para vivir plenamente.

Las nociones de amor, arte, amistad, y sociedad, se verán altamente contaminadas por un sistema de pensamiento industrial o capitalista, en donde prima muy acorde con sus necesidades únicas y personales, un interés de enriquecimiento o de pertenecer a una colectividad aceptada y respetada, la clase alta parisina que girará en torno a un nombre y posesiones. La novela será conducida por estas pasiones, recorrerá los efectos de estas búsquedas de los diferentes personajes , y dejará claro como sus posiciones cambiaran constantemente frente a los temas o acontecimientos. Pareciera que la única constante es el hilo conductor correspondiente al amor de Frederic por Madame Arnoux, pero magistralmente al final nos damos cuenta que ni es amor, ni es constante, porque esta idealización hecha por Frederic es una muestra más de esa superficialidad, y manera de ver el mundo.

Pero esa búsqueda sin futuro del amor, no es solo por parte de Frederic, que en ultimas no busca un amor y no sabe lo que es eso, y al parecer nunca lo sabrá. La búsqueda de amor o de compañía , de tener pareja conformada por hombre y mujer de la misma clase social, como lo exige el modelo en el cual se desenvuelven, la encarnar febrilmente y aunque inútilmente los demás personajes : Madame Arnoux, quien encarna la idealización y a quien no vemos sino únicamente a través de los ojos de Frederic, también busca un amor que no lo encontrará sino en su papel de madre, quien le brinda comprensión a Arnoux y compañía, pero a quien siempre se le ve junto al fuego, tejiendo, ocupándose de su hijo, pero jamás como la mujer amorosa de su esposo, y en ultimas es así como la ve Frederic y si ella es su obsesión esto nos da pistas sobre lo que realmente quiere él; en el momento en que Madame Arnoux lo busca, también puede ser por la necesidad de ese hombre que la escucha, la de compaña y que en algún momento le declaró un amor que Arnoux no le dio finalmente.

En las otras mujeres como Rosanette, quien a pesar de tener a su disposición varios amantes, y a quien siempre se le mostró como una mujer fuerte y feliz, ocultaba un deseo profundo de tener una vida de madre y esposa, que encontrará a ese compañero en Frederic pero esto sólo en apariencia claro está. También está Madame Dembreuse, quien al verse viuda encontrará también en frederic un modelo de hombre adinerado, joven y apuesto, pero tampoco esta relación funcionará. Por otro lado está Louise Roque quien llegará en búsqueda de Frederic, aparentemente por un verdadero sentimiento gestado desde su infancia, en la estadía temporal de Frederic en casa de su madre, pero que terminará siendo matizado y será reorientado primero a Dussardier, quien la pretende, tal vez él también en su errónea noción de amor que estará enlazada en una rivalidad con su amigo Frederic; tanto Louise como Dussardier terminan juntos, en un fracaso de unión que finalizará con el nuevo enamoramiento de ella por un artista. Si bien la mayoría son mujeres cada una de ellas se involucra en relaciones con hombres que también están en el mismo mundo, y con la misma ansiedad de suplir necesidades continuamente, todas tienen en común a Frederic, lo que nos describe una vez más el carácter del personaje, que se dice estar enamorado de una mujer, pero que con otras se involucrará a diferente manera.

De igual manera el arte es otro de los afectados por esa noción de mundo y sociedad, el arte y su posible significado se verá alterado directamente por la idea de una industrialización y comercialización desmedida; en Arnoux, lo vemos en una breve analepsis que se hace como un artista en su juventud, que entrará al “negocio del arte”, y su necesidad de poseer dinero lo llevará a realizar arte en masa, en forma de replicas, a tener a artistas trabajando para él, a publicar una revista llama “el arte industrial”; y finalmente a comercializar cerámica china. En ese personaje se encarna la noción del arte vista desde un punto completamente capitalista en donde todo tiene una función y un precio, para todo hay un vendedor y un comprador y la esencia del arte estará en el precio. El afán de Arnoux por construir fortuna claramente está relacionado con la situación política por la que atravesaba Francia, en donde se da la oportunidad a la burguesía y al comerciante de ser la clase social alta, ya los nombres y las herencias prontamente no tendrán cabida.

Esta “evolución” que el arte y el propósito de este, experimenta en la novela , se puede evidenciar desde el artista de profesión que es Pellerin, que en su juventud defiende una estética del arte, como única manera de abordarlo, de posiciones radicalmente opuestas que tienen sus compañeros como Sénecal, quien dirá que en el arte está la responsabilidad de emitir un mensaje que incite a una posición política al pueblo, estas discusiones son presentadas en varias ocasiones en la novela, y se podría llegar a creer al principio que hay una convicción y una pasión real en sus protagonistas, pero en todos ellos, inclusive en Frederic, prima realmente una necesidad económica, de obtener o mantener una fortuna.

En Pellerin se verá una alternancia de posiciones frente a lo que es el arte, en algunos momentos se le verá inclinado por el contenido y el mensaje, en otros buscará encajar en una corriente, y buscará someterlo y forzarlo a una estructura en donde se deberán producir obras maestras, a manera de una fábrica de productos de demanda, verá al artista como trabajador y productor, pero querrá producir un arte sublime, aunque no se sabe qué será para él este, porque sus posiciones variaran hasta el punto que deje la pintura y se dedique a la fotografía y a la mimesis total.

La relación de Frederic con el arte, no se diferenciara mucho de esta ya expuesta, él manifestará su deseo de ser pintor, iniciará clases, clases que dejará por falta de interés realmente, que retomará alguna vez pero la pintura no lo apasiona, comprará en la tienda de Arnoux piezas que serán vehículo para sus relaciones con la sociedad y el acercamiento a Madame Arnoux, pero que no representaran nada para él ni por sí mismas para nadie; también adquirirá costosas obras para decorar su apartamento, pero nadie las mirará más que Pellerin que se dedicará a criticar destructivamente el trabajo de esos artistas anónimos que venden su trabajo al mejor postor. En otra ocasión el arte también le servirá de puente para otro de sus caprichos, querrá regalarle a Rossanette un retrato, y aprovechará las sesiones para acercarse a ella.

Es así como las nociones de relaciones, de amistad, de arte y aún del mismo amor, serán superados y envueltos por el sistema capitalista, todo tendrá un precio o será una transacción, ningún valor es verdadero, y Frederic que en ocasiones tiene pensamientos románticos, estos no serán sino la idea de pensamientos románticos que su mundo le vendió. En su preocupación por pertenecer a esta alta sociedad Frederic descubre una vacuidad casi que espeluznante, conversaciones vánales, sin sentido, sin profundidad, necesita de su amigo fiel de toda la vida Charles Deslauriers, con quien solia tener conversaciones trascendentales que prometían un porvenir y una felicidad, pero aún teniéndolo a él viviendo bajo su mismo techo encontrará que, ya no es lo mismo, que ambos estarán aparentemente separados en sus intereses, y la brecha de clases pesa en ese momento. La deslealtad y el engaño son propios de esta sociedad retratada hábilmente por Flaubert en la novela.

Todas estas muestras de la forma de cotidianidad representadas en la obra, le darán un papel importante al tiempo, que en últimas es el tema real de la novela, las acciones le darán peso, y entre estas se incluye la total falta de acción de Frederic; el tiempo será aquel que marcará el límite del hilo conductor de la novela, al mostrar a una Madame Arnoux envejecida por los años, quien a través de su pelo blanco le deja ver a Frederic su verdadero ser, expuesto y con intención de encontrar un amor. Es el tiempo que pareciera no le pasará a Frederic en un sentido simbólico.

Toda esta superficialidad temática, que envuelve a los personajes y da paso a toda la elaboración de la obra, que termina de igual manera como comienza en sentido de que no existe evolución verdadera de los personajes, en donde la acción la llevan las circunstancias y no el actuar de ellos, y la “educación sentimental” se ve como una ironía, porque no hay un aprendizaje en ningún lado. Esta vacuidad se quedará únicamente en este aspecto, porque será esta misma, la base de un trabajo estilístico ejemplar; Flaubert manifestó en algún momento la idea de hacer una novela en donde todo fuese estilo, y qué mejor resultado que la educación sentimental, en donde el peso recaerá en el artificio, en la descripción, en el detalle, en las reiteraciones trabajadas, a falta de acción se debe imponer una forma que no haga caer al lector en el tedio, de hecho cada personaje debería estar descrito de esa manera, toda su sociedad y su visión del mundo, tenia que ser tocado tan banalmente para permitirle una objetividad, y poder decir que hay una apatía del lector hacia Frederic, y no ser el típico héroe de la novela, además a través de esta narrativa se puede ser crítico sin llegar a verse resentido o sin argumentación valida, todos los personajes son mediocres pero no se adjetivizan de manera totalmente negativa, sino que se exponen sus patéticas vivencias y estas hablaran por sí mismas.

Esta estética de lo insignificante, se adorna con motivos y símbolos arquetípicos para darles la vuelta y provocar la sátira, como las rosas y el amor, los viajes y el porvenir, la búsqueda de sí mismos, las diferentes situaciones que gestaran la sicología de Frederic; están envueltas en unos motivos reiterativos, como lo son las atmosferas de burdel, las comidas de sociedad, los trajes tanto femeninos como los que él comprará, sus viajes, el ambiente bohemio parisino y los recuerdos de amistad con Deslauriers.

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